viernes, 5 de junio de 2009

Trucos viejos

Un día, me hablarás de magos y trapecistas sobre un escenario demasiado viejo. Será un cuento de trucos tardíos.
Es fácil hacerme desaparecer, me dirás. Pero hará tiempo que no está permitido desaparecer. Hará tiempo que el olvido se devora a si mismo, porque el truco está en saber devorarse a tiempo, dirás. El truco para qué, te preguntaré. Para que parezca que dominamos la realidad.
Pero aquellos que creen dominar la realidad no conocen los juegos malabares, ni saben el secreto que esconden las chisteras más allá del abracadabra.
Y para ser mago, solamente hacen falta las palabras adecuadas, después, el espectáculo seguirá, sólo si tienes las palabras correctas. Sólo si las capas y los sombreros de copa no se caen en ese instante hacia la arena, con el olor a salitre y lluvía preguntándonos cuál es ahora el truco.
El truco para qué, preguntarás. El truco para que parezca que dominamos la irrealidad. Para que todas las canciones tengan sentido. Para que no se instale el vacío en nuestros bolsillos. Para inventar la manera de llevar un vuelo bien disimulado. Para engañar al tiempo y a la distancia. Para burlar las leyes físicas y los asteroides con nombre numerado. Para no olvidar que todo es ilusión, pero los ilusionistas saben que la magia está en los ojos del que mira.

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